Empezar una psicoterapia en la edad adulta puede ser vivido como una oportunidad, como un fracaso o como una necesidad; a veces las tres a la vez. En todos los casos, el tratamiento va a promover un cambio a partir de una concepción del sí mismo y de las relaciones con los demás.
Una parte importante de una psicoterapia es entender qué está pasando, por qué somos como somos y si es posible cambiarlo. En ese sentido es importante ampliar, con la ayuda del psicoanalista, el entendimiento y el funcionamiento de nuestra psique para poder identificar en qué puntos deseamos cambiar. La idea de la transformación y el cambio psíquico son fundamentales a lo largo de un tratamiento.
La psicoterapia es un proceso complejo, inexplicable en el sentido de que es una experiencia que se vive o no se vive y siempre va a ser diferente para cada persona. La psicoterapia psicoanalítica favorece el desbloqueo y genera una sensación de alivio a medio plazo, promoviendo un desarrollo más auténtico de la personalidad.
De todas formas, los inicios o los motivos de consulta pueden ser similares entre distintos pacientes. Aquí algunos frecuentes:
- Depresión o tristeza
- Obsesiones y compulsiones
- Ansiedad y miedos
- Cansancio, apatía generalizada
- Sensación de pérdida del control de impulsos
- Frustración generalizada y falta de creatividad
- Problemas sexuales
Situaciones que han impactado y cuesta cerrarlas:
- Estrés postraumático
- Ruptura sentimental
- Duelos no cerrados
- Abusos en la infancia
Realidades que se hace cuesta arriba y que requieren un apoyo:
- Consecuencias psicológicas derivadas de la emergencia sanitaria, COVID-19
- Acoso laboral
- Dificultades en la función de madre/padre
- Problemas familiares